04 diciembre 2012

Balnearios en Budapest


Para terminar nuestro viaje fuimos a los baños Szécheny, uno de los más famosos de la ciudad y, ciertamente, nos encantó la experiencia. 

Los baños Szecheny, más baratos y populares que el resto, son altamente recomendables.

 Las aguas termales de Budapest son famosas, por lo que decidimos que un chapuzón relajante sería un excelente broche a nuestra ruta. Con 118 manantiales y aguas con temperaturas que oscilan entre los 21ºC y ¡¡¡78ºC!!!, en el año 1934 recibió el ‘título’ de Ciudad de Balnearios, ya que es la capital con más pozos de agua medicinal y termal del mundo. (Wikipedia dixit).

En mi vida había estado en un balneario, ni ganas que tenía, para qué engañarnos. Sin embargo, en los viajes siempre se está receptivo a lo que el destino en cuestión te ofrece, y esta ciudad cuenta con balnearios que son, literalmente, de película. Así que con la toalla en ristre y las chanclas en la mochila, sólo teníamos que decidir cuál escogeríamos.  

Los señoriales baños Gellert, en la parte baja de la colina del mismo nombre, son posiblemente los más famosos; y, sin duda, los más caros de la ciudad. Le echamos un ojo y, precio al margen, no nos convencieron. Tienen cierto aire aristocrático y se asemejan en las formas a un spa al uso, que no era lo que buscábamos. (Pese a todo, los baños y el hotel Gellert son un monumento en sí mismos que merecen una visita). Luego supimos que el agua de la piscina principal está a temperatura ambiente y no achicharra como la de los Széchenyi, que es donde finalmente nos remojamos.



De estilo neogótico, los encantadores y pelín decadentes Szecheny se construyeron en 1913.


El balneario Szécheny, construido en 1913, resulta imponente, de estilo neogótico y con un puntito decadente que todavía lo hace más delicioso. Cuentan que es uno de los mayores balnearios de Europa, con sus 15 piscinas, tres de ellas exteriores y aguas que van de los 20 a 40 grados. En el interior, además de las 12 piscinas, también tiene numerosas saunas, algunas de las cuales alcanzan los 80ºC, y otras regalan unos rotundos vapores aromáticos que te dejan como nuevo.  

Pese a la muchedumbre, este peculiar día de playa en Budapest fue muy relajante.

A nosotros los baños Szécheny nos encantaron, pero quien busque paz y tranquilidad debe olvidarse. Turistas y húngaros nos afanamos en encontrar un hueco en la amplia piscina exterior que está a la entrada del complejo termal. Es una especie de Chipiona monumental (léase playa más atestada del terruño respectivo) sin sombrillas, pero donde no faltan ni los bocatas ni las cervezas. Con todo, fue una experiencia fantástica y muy recomendable, donde se puede pasar desde un par de horas hasta un día completo. El gentío no impide la relajación.  

La yin ...
... y el yang.


Piscina principal del balneario, donde resulta obligatorio el uso de 'gorrito'
Además, el balneario Szécheny se encuentra junto a la plaza de los Héroes, el museo de Bellas Artes y enclavado en un parquecito idílico, al final de la emblemática Avenida Andrássy, lo que asegura el éxito de la visita. Si se acude en verano, como fue nuestro caso, quizás sea más recomendable el horario de mañana, ya que después del almuerzo (sobre las 16:00h) vimos que había grandes colas. Quienes han ido durante el invierno cuentan que es una pasada estar en la piscina exterior, con sus 38 ºC, mientras nieva en la ciudad. Imaginamos que salir en busca de la toalla debe ser una ‘pasada’ todavía mayor. 

Los baños Rudas, que no visitamos, completarían el podium de balnearios más famosos de Budapest. Considerados unos de los baños turcos más bonitos del mundo, su construcción data de mediados del siglo XVI y sólo admiten visitas mixtas los fines de semana.

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